El Jardín negro
|
||||||||||||||||||||||||
Présentation du livre par l'éditeur
|
||||||||||||||||||||||||
Deauville, una mañana de invierno. Un hombre se pasea solo entre un viento glacial. La finca familiar va a ser derribada y ha querido verla por última vez. ¿Sonríe simplemente emocionado por el encuentro con otro ser humano, al descubrir una mujer también sola en la playa? "ÁVaya! ö exclama ella-. ¿No cumplimos las promesas? Se había convenido que me dejarían sin vigilancia." Así comienza la más hermosa, la más emocionanante, la más actual de las novelas. ¿Quién es esa mujer? Una alemana, hija de un torturador de los campos de exterminio. Un drama se anuda alrededor de ella. Por un lado, el peso (aunque fuera entonces una chiquilla inocente, pues tenía trece años) de uno de los mayores pecados del mundo; por otro, el espíritu justiciero de los hijos de los mártires. El relato se hace en seguida jadeante, febril, y la tensión aumenta de página en página. La que vive, y quizá muera, en el jardín negro de la soldad y del odio, atormentará desde ese instante al solitario de Deauville. Ambos tenían tanta sed de ternura humana. Christine Arnothy, la justamente famosa autora de El Cardenal prisionero, consigue desde los primeros párrafos de El Jardín negro mantener la atención del lector en páginas emocionantes y subyugadoras. |
||||||||||||||||||||||||
© Planeta et Christine Arnothy
|
||||||||||||||||||||||||
© Christine Arnothy
|